Sagrario

El Sagrario o Tabernáculo, es el lugar dentro de las iglesias donde se reserva a Cristo sacramentado. Para señalar que está presente se enciende una luz en el lateral, invitándonos a estar en vela y a orar ante el Señor.

Desde los primeros años del cristianismo, después de la celebración de la liturgia, se guardaba una porción de los elementos consagrados para la comunión de los enfermos.

Ya en el Concilio de Nicea (325), en el canon 13, se establecía que los penitentes próximos a morir no debían, según una antigua y canónica disciplina, ser privados del viático eucarístico.

Las Constituciones apostólicas –hacia el año 400– disponen que, después de distribuir la comunión, las especies sean llevadas a un sacrarium. El sínodo de Verdun, del siglo VI, manda guardar la Eucaristía «en un lugar eminente y honesto, y si los recursos lo permiten, debe tener una lámpara permanentemente encendida». Las píxides de la antigüedad eran cajitas preciosas para guardar el pan eucarístico. León IV (✝ 855) dispone que «solamente se pongan en el altar las reliquias, los cuatro evangelios y la píxide con el Cuerpo del Señor para el viático de los enfermos».

En nuestra parroquia tenemos dos sagrarios de estilos muy distintos: uno en el Altar Mayor de la Iglesia, y el otro en la Capilla lateral.